Retrato de Bianor Scelza Cavalcanti

Bianor Scelza Cavalcanti

Doctor en Administración y Políticas Públicas del Instituto Politécnico y Universidad Estatal de Virginia; magíster en Administración Pública de la Universidad del Sur de California; y licenciado en Administración de la Escuela Brasileña de Administración Pública y de Empresas (FGV EBAPE). Fue director de esta última, donde también ejerció el cargo de director internacional (FGV DINT) hasta 2019. Presidió la Asociación Internacional de Escuelas e Institutos de Administración (IASIA) de 2016 a 2019.

Entrevista

El desarrollo sostenible involucra objetivos en torno al crecimiento económico, la inclusión social y la protección de la naturaleza. Para afrontar este triple desafío, se requieren políticas públicas efectivas e instituciones sólidas. ¿Qué ingredientes identifica como claves en el marco institucional y qué capacidades necesitan los Estados para abordarlo? 

En principio, me gustaría decir que estoy muy contento de estar aquí y agradecer la invitación de CAF -banco de desarrollo de América Latina y el Caribe-. Esta pregunta, evidentemente, es fundamental. Hoy, los desafíos del desarrollo sostenible en su concepto más amplio, en realidad, se refieren a una convergencia de políticas relacionadas con el crecimiento económico, la inclusión y la justicia sociales, y los problemas ambientales. Principalmente, en lo que respecta a las amenazas climáticas que estamos viviendo, lamentablemente, con bastante intensidad y de manera muy preocupante. Para enfrentarlos de manera adecuada, es necesario tener en cuenta el marco institucional y las cuestiones sobre la efectividad de las políticas públicas. 

El primer punto que me gustaría dejar lo más claro posible es que estos tres elementos del crecimiento económico, la inclusión y la justicia sociales, y las políticas ambientales requieren una gran integración, al igual que los elementos institucionales. En cuanto al marco institucional necesario, lo fundamental, diría yo, no trae nada nuevo, pero ha presentado desafíos, algunos incluso inesperados. 

El marco institucional de Montesquieu, de los tres poderes actuando en armonía, no quiere decir que no puedan existir tensiones en su dinámica, pero es necesario que haya un gran equilibrio, evidentemente, dentro de un contexto democrático. Este es el marco institucional necesario. Las tensiones a las que me refiero, de alguna manera se han agravado. 

Tradicionalmente, por ejemplo, en Brasil, el Ejecutivo siempre fue un poder muy fuerte, el presidencialismo brasileño siempre lo fue, pero los desarrollos más recientes han llevado, incluso, a un cierto desbalance en el que el Poder Legislativo, dado el proceso de radicalizaciones más recientes, no solo en Brasil, sino en el mundo, ha generado una mayor fricción, una mayor dificultad para lograr la armonía con el Ejecutivo. Muchas veces, esto también lleva a lo que se llama la judicialización del Poder Judicial. Así que hay la sensación, muchas veces, de que este excede su función, que básicamente debería ser el poder guardián de la Constitución. La judicialización de ciertos procesos hace que el Poder Judicial, en muchos casos, haga política pública, lo que genera fricciones y plantea nuevos desafíos. 

Por otro lado, dentro de un marco institucional adecuado, ya sea en una perspectiva federalista, de Estados y municipios, o en países que no son federalistas pero con dimensiones territoriales de los poderes locales, en alguna medida, el funcionamiento de esta maquinaria requiere atributos para la formulación y ejecución de políticas públicas. Y no siempre la política, tal como se formula, se ejecuta. El propio proceso de ejecución puede generar una dinámica de modificaciones. Pero se espera que la ejecución sea eficaz, en el sentido de alcanzar los objetivos, ¿verdad? Eficiente, en el sentido de lograr esos objetivos con un buen uso de los recursos. El uso eficiente, esta relación entre recursos y resultados, debe ser saludable; en gran medida, debe haber eficacia, eficiencia y efectividad. 

Tampoco sirve de nada alcanzar ciertas metas y objetivos de cualquier manera. Es necesario, entonces, el marco institucional del que hablábamos, que establece leyes y regulaciones; todo este conjunto exigirá legitimidad en la acción gubernamental. Estos son los puntos básicos que mencioné para un funcionamiento articulado mínimamente dentro de un marco democrático, como buscamos en América Latina y el Caribe, y que de alguna manera hemos desarrollado, a menudo, con avances y retrocesos.

¿En qué medida la falta de capacidades en los Estados de la región está condicionando el desarrollo inclusivo y sostenible? ¿Cómo evalúa el rol de los Estados locales e intermedios, y cuáles son los principales ámbitos para mejorar sus capacidades?

La capacidad necesaria en todos los niveles, tanto nacional como local o intermedio, en el caso de los estados o distritos (distritos como en Colombia, estados como en Brasil), es la planificación. Cuando hablamos de planificación, es a largo, medio y corto plazo. Siempre hay una necesidad de una propuesta estratégica nacional y hay muchas fallas en esta dimensión. Y en la planificación no basta con proyectar lo que ya pasó. Es necesario lidiar con la discontinuidad, con las sorpresas, con lo inesperado, con los grandes cambios por los que estamos pasando en el plano global de la propia geopolítica, el propio movimiento comercial entre los países, las amenazas climáticas. Todo esto requiere una visión a largo plazo para que pueda haber una planificación coherente en el plano de las decisiones. 

Y no solo estamos hablando de la eficiencia de la acción, sino de lo que precede la acción, que son las decisiones. Aquí entra el segundo aspecto, muy necesario en términos de capacidad de los Estados, y al que atribuyo una gran importancia: las capacidades de coordinación de la interdependencia. En un mundo menos complejo, que ya quedó atrás, había ministerios, sectores bien definidos, donde ciertas decisiones y acciones buscaban alcanzar objetivos y lidiar con problemas de manera adecuada. Hoy en día, los problemas se mezclan; difícilmente, se tiene una caja en un organigrama resolviendo problemas complejos. 

Entonces, a nivel sectorial, educación, salud, vivienda, defensa nacional, seguridad pública, existe una gran interacción, una gran necesidad de coordinación en el plano horizontal intersectorial, interministerial, interorganizacional, y también en el plano vertical, entre el Gobierno nacional, los Gobiernos estatales o distritales y los locales. 

Este entendimiento, esta capacidad de acción conjunta constructiva, todo lo que tiene que ver con el Gobierno, la administración pública, la gestión pública, involucra política. La política siempre implica grados de tensiones, acuerdos y desacuerdos que requieren negociaciones. Estas negociaciones no son fáciles en la medida que existe la necesidad de adhesión a un concepto de interés público, que es muy difícil de definir operativamente. Pero siempre es necesario tener en mente la búsqueda de un entendimiento de lo que puede representar el interés público. Y hoy vemos, en la propia sociedad, que está muy segmentada, muy fragmentada, con diversos intereses. De alguna manera, unos mejor articulados en términos de dominio económico, capacidad de expresión política, de articulación para hacer valer sus puntos de vista en las asambleas estatales, en la Asamblea Nacional, en el Congreso, pero para lidiar con estos problemas es necesaria la coordinación de la interdependencia. 

Esto requiere valores o actitudes como la predisposición a comportamientos y acciones efectivos y eficientes para el funcionamiento de todo esto. También, la capacidad de monitoreo o evaluación constante para retroalimentar el sistema y hacer que se corrija. Estas capacidades requieren aspectos políticos, técnicos, conductuales e instrumentales con respecto a las tecnologías de gestión, para hacer que las cosas sucedan. Y quiero insistir en la coordinación de la interdependencia. ¿Por qué? Porque los problemas hoy la requieren. Si usamos el concepto de ciudadanía, porque la administración, la gestión pública, el servicio público, los servidores públicos, los políticos, los agentes gubernamentales, deben rendir cuentas al público, a la sociedad, a los grupos sociales, a la ciudadanía. Y, ¿qué es la ciudadanía? ¿Puede un individuo ser ciudadano si tiene educación pero no salud? ¿Si tiene salud pero no educación? ¿Si tiene salud y educación pero no seguridad pública? ¿No puede salir a la calle? ¿Está sujeto a recibir una bala perdida? ¿O de terrorismo, la policía invadiendo, disparando para atrapar a cualquiera, para crear tensión o miedo en la sociedad, para ponerla en contra de la policía y a esta en contra de la sociedad? La ciudadanía requiere acciones que tengan en cuenta este conjunto. 

Cuando se va a actuar con una comunidad, es necesario que cualquier decisión para la implementación de una determinada política pública considere y lea las implicaciones de la interacción entre salud, educación, vivienda y movilidad, para el trabajo de generación de ingresos, para que haya una distribución más adecuada, menor concentración y sirviendo a la sociedad. 

La otra pregunta tiene que ver con la descentralización. Bueno, esta y la desconcentración. Es decir, muchas veces, el Gobierno federal está descentralizando acciones. Pero otra cosa es cuando se da una concentración, una transición hacia el poder local más grande. Esto también es cada vez más necesario porque el ciudadano ocupa el municipio. Y tenemos grandes diferencias. América Latina y el Caribe incluye un país del tamaño de Brasil. Tenemos regiones como la amazónica, que se comparte con Perú, Colombia, Bolivia, Venezuela, las Guayanas. En estas regiones poblacionales, el 75 % de los municipios tienen como máximo 25.000 habitantes. Hay núcleos poblacionales indígenas, aislados. 

Por otro lado, tenemos grandes concentraciones urbanas con los problemas de pobreza, de carencia, de saneamiento a nivel aceptable. Entonces, debemos saber cómo los lidiamos y atacamos. En los países andinos, por ejemplo, Ecuador y Bolivia, dada la importancia o el número de las poblaciones originarias, se buscaron salidas interesantes para institucionalizar ciertos aspectos del proceso de gobernanza local de manera más descentralizada, atendiendo mejor las necesidades locales y respetando los aspectos de las culturas locales. Esto se incluyó en las propias constituciones. Así ocurrió en Bolivia y en Ecuador. En Brasil, nuestra constitución más reciente, la del año 88, de alguna manera buscó una mayor descentralización, pero se trató de algunos compromisos asumidos de manera más descentralizada por los estados, y los recursos no fueron tan correspondidos. 

Observamos que hay disfunciones políticas con respecto a las políticas administrativas, a la capacidad de los Gobiernos locales, muchos de los cuales no pueden atender las necesidades de su población. Muchas veces, los órganos de control son más débiles, la corrupción, el dinero que a veces pasa del Gobierno federal al estatal no llega a la base. Y hay ciertos municipios o Gobiernos locales, en los que los recursos sí llegan y se administran mejor. Todo esto también depende del nivel de desarrollo de las comunidades locales y de lo que tiene que ver con el nivel de industrialización, de servicios, de capacidad administrativa, también generada por procesos educativos más efectivos. 

Las cuestiones financieras y la calidad y capacidad de los recursos humanos, que están ligadas a la educación, tienen una gran importancia. Y, a veces, también nos sorprenden con el desarrollo, por ejemplo, del crimen organizado, que hoy asusta a las poblaciones y a los gobernantes. Existe una penetración del crimen organizado en los elementos de la gobernanza, las cuestiones del narcotráfico, de la minería de riquezas nacionales de manera ilegal, del flujo de armas, en fin, nuevamente, todas estas políticas están entrelazadas. 

En el contexto de restricciones fiscales agravadas por tendencias globales como el cambio climático y el envejecimiento, ¿qué estrategias considera más efectivas para fortalecer la capacidad fiscal de los países de la región y mejorar la gestión de ingresos y gastos? 

El desarrollo de un sistema tributario adecuado, de alguna manera más progresivo y no regresivo, tiene la dificultad, en nuestros países, de lidiar con la cuestión tributaria de una forma más justa. Determinados sectores tienen la capacidad, por su lobby más activo y fuerte poder económico, muchas veces, de obtener beneficios fiscales más excesivos, mientras que los sectores más pobres de la población sufren más por la falta de recursos, pagando más impuestos indirectos. Por lo tanto, se debe buscar de alguna manera un sistema tributario más simplificado. Brasil, por ejemplo, es extremadamente complejo y estamos pasando por una reforma tributaria en la que solo ahora está llegando un sistema de impuesto al valor agregado. También está la doble tributación, y todo ello requiere un sistema tributario más justo, simplificado y adecuado para que haya una mayor capacidad empresarial, en el sector de servicios, para aumentar la productividad. 

La falta de un mejor posicionamiento respecto a la productividad se relaciona con el proceso tributario. En cuanto al problema fiscal, también está la cuestión de la calidad del gasto, que, en lo que respecta al tema tributario, también incluye la elevada evasión fiscal. Es necesario contar con sistemas más adecuados, lo que, con el desarrollo de la tecnología, está ocurriendo de forma más apropiada. Por ejemplo, con la facturación electrónica que se ha desarrollado en Colombia y también en Brasil para tener un mayor control en tiempo real sobre las responsabilidades fiscales de manera más adecuada. 

En cuanto al gasto, también son necesarios controles más efectivos. Hemos avanzado en esto, sí. En todos nuestros países, de alguna manera, hemos progresado técnicamente con tribunales de cuentas mejor equipados, que han introducido auditorías de desempeño, que no solo están vinculadas a los aspectos de la legalidad específica de los gastos y a la cuestión de si se está cumpliendo con la normativa jurídica, sino que también se analiza el desempeño, si esas inversiones y gastos están generando los resultados esperados en relación con los programas. Ha habido un aumento, una mejora, más personal capacitando, más formación y desarrollo de funcionarios públicos, más internalización de las técnicas necesarias, pero aún falta mucho por recorrer, muchos recursos que salen del Gobierno federal muchas veces hacia Gobiernos locales o ciertos programas federales también se desperdician, no cumplen con aspectos de trazabilidad, es decir, no se sabe adónde va el dinero ni quién tiene la responsabilidad sobre esos recursos. Las obras se están concluyendo, por lo que hay un volumen de obras dispersas por todo el país, de obras inconclusas. Puentes, viaductos, carreteras, lo que estaba proyectado para construirse en tres, cuatro años, a veces lleva diez o quince y no se completa. Entonces, se pierden muchos recursos. 

En América Latina y el Caribe existen países pobres, como Haití, y países ricos, como Brasil, donde hay desde estados pobres hasta ricos como São Paulo. Pero hay problemas en términos relativos en todas esas circunscripciones político-administrativas. Se requiere una mayor preocupación por el desvío de recursos. En Brasil hay movimientos en este sentido. Muchos incluso son criticados porque caen en el ejemplo que mencionaba sobre la judicialización de los procesos administrativos, pero la justicia, el Tribunal Superior, está exigiendo mayor trazabilidad de los recursos dispuestos en el Congreso para ser gastados mediante decisiones de sus comisiones o de los fondos de los diputados para gastar, conocidos como enmiendas. Por lo tanto, hay toda una necesidad de perfeccionar estos sistemas. Y vuelvo a este punto. Sí, han evolucionado. En todo el continente ha habido avances considerables, con personal más capacitado, órganos de monitoreo y fiscalización mejor equipados. Los ha habido, sin duda, pero aún queda mucho por hacer.

En situaciones donde las soluciones técnicas son claras, pero los acuerdos políticos y sociales para implementarlas no se consolidan, ¿cómo puede fortalecerse la capacidad política de los Estados para liderar y sostener reformas? 

¿Cómo puede fortalecerse la capacidad política de los Estados para liderar y sostener los refuerzos? De alguna manera, la gestión pública, la gobernanza, requiere una gran sensibilidad por parte de los gobernantes, incluso en el Ejecutivo, para conectarse con la sociedad. La sociedad también va desarrollando instancias de movilidad, grupos de mayor movilidad, capaces de influir en el sistema político. 

Una lección que creo que nuestros países han aprendido es que cuando la crisis llega a un punto de fondo, el elemento político, por serlo, tiene un determinado nivel de sensibilidad. Cuando la crisis es muy grande, los propios políticos comienzan a moverse de una forma diferenciada, más positiva, para superar ese caos que podría instalarse de manera más definitiva. Este es un proceso de tensiones, pero que va evolucionando a medida que hay una mayor exigencia, una mayor manifestación de la sociedad respecto al sistema político. 

Existe una gran crisis de credibilidad, de representatividad en muchos de nuestros países. Las poblaciones no sienten un grado de confianza aceptable en determinados congresos y asambleas. La desconfianza a veces trasciende el núcleo político del congreso legislativo, pero también se extiende al sistema judicial en su conjunto, al Ejecutivo y las instituciones en general. Esta crisis de representatividad tiene mucho que ver también con los partidos políticos. Se espera que estos sean programáticos. 

Primero, que no sean tantos que dificulten todo el proceso de articulación política necesaria para la efectividad del sistema de gobernanza de un país, de un Estado, de un municipio, o lo que sea. Existe la necesidad de que los partidos tengan y se comprometan con programas que no sean lo que nosotros llamamos fisiológicos, el sistema de “tomar de aquí para allá”, de todo a corto plazo, todo se gana o se pierde ahora, en esta legislatura, y todo el pensamiento y energía en la próxima elección. Es esa situación en la que no es ni tanto mar, ni tanta tierra. Es decir, el político profesional, en el momento en que es elegido, ya empieza a pensar en su reelección, esté en el Ejecutivo, esté en el Legislativo. Dentro de ciertos parámetros, esto es lo normal, ya que viven del voto. Ahora, ¿cómo se hace esto? Puede haber variaciones que llegan a extremos muy peligrosos, a colusiones absolutamente fuera de la ley, de crimen organizado y demás. Esto está ocurriendo en Brasil hoy, en México, en Colombia. Es posible cambiar estos procesos, como por ejemplo en Colombia, de la que acabo de hablar. 

En Colombia, existen problemas de violencia, sí, pero hubo un pico de confrontación del poder del Estado que logró superar la gran crisis de grupos poderosos queriendo influir en el Estado y llegar a controlarlo realmente. El país superó esos momentos dramáticos en este sentido. Ahora, requiere mucha articulación, la búsqueda de una mayor confiabilidad, la capacidad de diálogo y no de polarización. Y todos nosotros, no solo nuestros países, sino también en el exterior, pasamos por polarizaciones. Vimos en los propios Estados Unidos, en lo que se considera la mayor democracia del mundo, momentos de polarización impensables. Yo viví y estudié en Washington, en la capital; en Virginia, en el área de Washington, y por estudiar gestión pública, administración pública, tenía mucha relación con eso. Iba constantemente al Congreso y conversaba allí, viendo grupos de estudiantes de todo el país que venían a hacer visitas frecuentes a los monumentos de Lincoln. Y, de repente, vimos lo que vimos en la invasión del Congreso, que fue lo mismo que en Brasil. La polarización afectó muchísimo. Pero ahí viene el punto al que hacía referencia por su pregunta. 

Los políticos tienen sensibilidad política en algún punto. Y cuando la cosa se torna dramática, ellos son capaces de conversar, de volver a dialogar, de encontrar formas del diálogo político que se hace necesario para que la Administración funcione. Esta puede funcionar con mayor inteligencia técnica, las tecnologías están cada vez más disponibles, pero la Administración pública, en la gestión pública, siempre está relacionada con la política. Y los buenos administradores o gestores públicos funcionan como una rueda de transmisión, son capaces de hacer el puente, transmitir lo que el político muchas veces sueña y quiere con resultados adecuados.

Las tecnologías emergentes y la inteligencia artificial prometen mejorar la efectividad estatal. ¿Qué oportunidades y riesgos identifica en su adopción para fortalecer las capacidades del Estado? ¿Cómo acelerar su implementación de manera que promueva la eficiencia y la equidad, asegurando un uso responsable?

El primer punto importante es que debemos desarrollar una cultura en la sociedad, en el sector público, en las interacciones de este y en las experiencias de interacción con las empresas privadas. Es necesario creer en la ciencia. Ese es el primer punto. Ese es el eslabón, ciencia, tecnología y aplicación. Ciencia aplicada. Esa relación es fundamental. En el pasado, cuando se hablaba de administración, se hablaba solo de eficiencia. Pero puedes hacer las cosas más eficientemente, avanzar de manera más eficiente y económica hacia el abismo, porque la decisión previa no fue la adecuada. La tecnología, hoy en día, el computador, cuando fue introducido, hacía las cosas más rápido. Pero eso ha cambiado. El computador dejó de solo acelerar los procesos de administración del personal, de los recursos humanos, y pasó a agilizar ciertos aspectos procesales en la prestación de servicios públicos. 

Hoy hemos llegado al punto de la inteligencia artificial, donde ella está alimentando ¿qué? Decisiones, el proceso decisional. Y creemos que este desarrollo de la cibernética, de la inteligencia artificial generativa, en la que empieza a interactuar de forma eficaz voz, sonido, imágenes y datos. Esta interacción múltiple genera la capacidad de hacer que grandes bases de datos puedan informar sobre decisiones críticas, cada vez más, que se acercan a la capacidad de las personas, hombres y mujeres, para tomar decisiones. 

Esto realmente puede ayudarnos mucho a lidiar con cuestiones complejas. Pero, por otro lado, ofrece los peligros que ya se están haciendo presentes y que requieren regulación. Todo el desarrollo tecnológico, desde la primera Revolución Industrial, ha tenido momentos en los que el desarrollo tecnológico requería una regulación. Y no es diferente con las cuestiones que puedan surgir con este desarrollo que estamos viviendo ahora con la inteligencia artificial, incluso la generativa. Como, por ejemplo, la cuestión de si podemos utilizar la inteligencia artificial en procesos selectivos, para becas de estudio o para empleo en el sector público o privado, es decir, ¿es válido entregar decisiones de esta naturaleza a la inteligencia artificial o es posible, conveniente, dentro de ciertos parámetros? ¿Qué parámetros son esos? 

Surgen dudas relacionadas con las cuestiones genéticas al lidiar con la vida, la muerte, el desarrollo de medicamentos, también sobre la autoría y la remuneración por la autoría. Es decir, hasta qué punto hubo contribución del elemento humano, y cómo se reparte esto en términos de resultados económicos, financieros, porque así funciona la lógica de la sociedad. Lo veo como todo fue visto en el pasado. Desarrollos tecnológicos que nos trajeron mucha felicidad y, otras veces, dolor. Los aviones fueron utilizados tanto para la movilidad más adecuada a nivel mundial, como para la guerra y para la violencia, la administración de la violencia.

¿Eficaces para garantizar el uso responsable de las nuevas tecnologías? Creo que es la regulación, los procesos llevados a cabo de manera que se puedan identificar parámetros más adecuados. Es necesario un análisis lo más sofisticado posible. Esto también requiere el uso de modelos matemáticos adecuados. Creo que exige intercambio de información entre proyectos piloto, entre las experiencias de diferentes países, para llegar a perfeccionar los controles y la regulación. Veo esto como un proceso en marcha y de forma muy rápida e intensa. 

¿Qué rol cree que deben desempeñar los organismos multilaterales para mejorar la calidad de las políticas públicas en América Latina y el Caribe? ¿En qué medida pueden contribuir a la generación y difusión de conocimiento y al fortalecimiento de las capacidades del Estado en la región? 

Las organizaciones multilaterales, el multilateralismo, creo que se ha consolidado de manera efectiva. Muchas organizaciones multilaterales cumplen un papel en procesos educativos, llevando conocimientos, por ejemplo, en gestión pública. En América Latina, desde hace muchos años, las organizaciones multilaterales financiaron cursos, y cursos muy importantes, por ejemplo, sobre presupuestos, la capacidad de los Gobiernos de desarrollar personal capacitado para gestionar presupuestos públicos, implementar sistemas de presupuesto público, implantar sistemas de gestión cultural, museología y cosas importantes en cuanto a la identidad nacional, la visión histórica de determinado país y sus elementos culturales, su patrimonio cultural. 

En muchas dimensiones, como en ingeniería, por ejemplo, tuve la suerte, el honor, incluso, de participar en un movimiento importante orientado a la gestión integrada de recursos hídricos. Se trata de un área muy compleja, sujeta a conflictos en el uso del agua, porque esta alimenta la agricultura, el riego es el mayor uso, pero también genera electricidad importante, transporte fluvial, alimentación para las industrias, hidratación animal, consumo humano, turismo, pesca, producción de alimentos. Entonces, imaginen cuántas cosas. ¿Cómo hacer la gestión integrada de este recurso? Era un problema muy grave que compartíamos en América Latina. 

Argentina, un excelente centro de gestión integrada con una experiencia muy buena en Mendoza. En Venezuela, en Mérida, una ciudad universitaria en las montañas, también había un centro orientado a la gestión integrada. La CEPAL, una organización multilateral, tuvo un papel importante articulando la inteligencia de esta área, de los ingenieros de recursos hídricos, administradores, economistas, para buscar soluciones de gestión a nivel de cuencas, para hacer que los comités de cuenca pudieran resolver conflictos en esos usos conflictivos, introducir sistemas de pago, una racionalidad económica complementaria al sistema de concesión, que es un sistema de comando y control. Todo esto para generar leyes, o, en el caso brasileño, la Ley 9433, si no me falla la memoria, para ordenar esa gestión integrada. Llegamos a un punto en que ninguno de nuestros países puede manejar todo. El aprendizaje mutuo hace que las soluciones se encuentren más rápidamente, como las de modelado institucional en el ejemplo que estoy dando, pero también involucra aspectos técnicos de ingeniería hídrica para juntar todo esto, organizar, crear los espacios de diálogo. Y las organizaciones multilaterales hacen esto bien, generando contribuciones para grupos o asociaciones académicas y científicas. 

Hay críticas a las organizaciones multilaterales. Por ejemplo, a la ONU, porque los conflictos ocurren, la violencia ocurre de manera bárbara. En pleno siglo XXI, estamos presenciando choques muy dolorosos, tanto en cantidad como en dramatismo. Y la ONU es criticada por cómo está institucionalizado su sistema de seguridad, que lo incapacita para tomar decisiones posiblemente más adecuadas y capaces de cumplirse. Estamos buscando las cuestiones climáticas, los espacios de discusión para incrementar de forma más rápida la viabilidad financiera de la transferencia de los países más ricos a los más pobres, que sufren más con los eventos climáticos críticos. Y gran parte del problema climático lo generan las naciones más ricas. Pero esa negociación no es fácil. 

Por su parte, la negociación sobre el carbono va avanzando. Todo esto requiere ayuda, capacidad de articulación, un cierto ejercicio de liderazgo, impulsando, de alguna manera, procesos complejos que involucran a diferentes países, a menudo ideológicamente diferentes, con culturas diferentes. Pero estas organizaciones multilaterales tienen un atributo fundamental y es que también son multiculturales. Las personas que trabajamos mucho internacionalmente aprendemos a ver las diferencias entre los seres humanos según sus orígenes nacionales, culturales, pero también desarrollamos la habilidad, la capacidad de reconocer la universalidad del ser humano, lo que todos tenemos en común. 

El personal que trabaja para estas organizaciones multilaterales llega a desarrollar institucionalmente competencias para catalizar procesos complejos, para ayudar en la formación de recursos humanos, para generar flujos financieros y acelerar los proyectos más importantes, a veces de carácter piloto, para compartir aprendizaje. Entonces, pueden estar sujetas a críticas, pero, al mismo tiempo, tienen una gran importancia, una gran capacidad de colaboración. Y todas estas organizaciones, con sus diferencias, pasan por esto. 

Usted cita la Fundación Getulio Vargas, que fue creada en 1946 para llevar modernización al proceso de desarrollo del Estado brasileño, de la nación, en sus diversas dimensiones. Con el tiempo, fue ampliándose y diversificándose. Comenzó con un compromiso más directo con el área de administración pública. Luego, casi paralelamente, con la economía, el Instituto Brasileño de Economía. Después, escuelas de economía. Hoy la fundación tiene escuelas de administración, economía y derecho en Río de Janeiro y en São Paulo, que pueden estar en el mismo campo, pero con independencia una de otra, bajo la égida de la fundación como mantenedora. Más recientemente, la Escuela de Comunicación, aquí donde estamos, la Escuela de Matemáticas Aplicadas, que es muy importante. Y todo este conjunto alimenta el proceso decisional, la capacidad de ejecución tanto a través de la generación de conocimiento, de la producción de conocimiento nuevo, como de la transmisión de conocimiento ya codificado. Pero es un proceso, incluso, interactivo, porque una cosa genera la otra. La transmisión ayuda a la producción, la producción de conocimiento ayuda a la transmisión. Y la fundación tuvo y tiene un papel, y digo esto porque solo se justifica innovando. 

La fundación no se justifica de otra forma, sino teniendo un compromiso con el país, con el desarrollo nacional e innovando. El área de la economía desarrolló la contabilidad nacional en Brasil. En cuanto al proceso inflacionario, Brasil tuvo una época en el pasado en la que la inflación era galopante, inmensa, y así como en todos los hoteles a los que uno va, en todo el mundo, tienen la Biblia en la cabecera de la cama, en Brasil todos los sectores, de los servicios, de la industria, de la producción agrícola, del comercio, tenían la revista Conjuntura Econômica con las tablas para seguir el desarrollo de la inflación. Y luego también desarrolló soluciones de datos sectoriales para la formación de costos, fijación de precios, en fin. Es lo que se llama un think tank.

¿Qué es un think tank? La definición operativa es instituciones que tienen la capacidad de influir en decisiones gubernamentales y estrategias empresariales y también en la movilización social, gracias al conocimiento que generan. Tiene ese efecto catalizador que les decía de los bancos, pero no solo estos, sino también las organizaciones multilaterales. 

La fundación tiene una gran capacidad catalizadora por las áreas de conocimiento que domina, por la capacidad de influir en decisiones, como decía, y a través de los años desarrolló un gran patrimonio, muy importante. No me refiero al patrimonio que tiene, sus edificios, sus acciones, sino a un patrimonio llamado credibilidad. Existe el concepto de que algunas son organizaciones. Otras tienen un carácter tan particular, importante, reconocido, de confianza, de credibilidad, que se caracterizan como instituciones. No es una organización, no es una empresa, es una institución. Entonces, esto hace que la fundación, solo un ejemplo, en un área muy sensible como la política de defensa y seguridad, sea clasificada como una organización importante para la defensa del país. Esto está relacionado, por ejemplo, con la innovación que mencionaba. 

¿Por qué? Porque Brasil está desarrollando proyectos de tecnología muy avanzada, absorbiendo la de otros países, desarrollando la propia y otras que se difunden en la sociedad, en el mundo industrial brasileño en la vanguardia. Y la fundación tiene la credibilidad para estar involucrada en estos procesos sensibles. Y esto, en el área de política económica, de salud, en la escuela de matemáticas aplicadas, desarrolla modelos para tratar determinados aspectos de políticas públicas de salud. Tratamos con políticas públicas de educación, ayudando a desarrollar políticas educativas en municipios y la ejecución más adecuada del esfuerzo educativo, que es fundamental, estratégico para Brasil, como lo es para Colombia, Argentina, y todos los países latinoamericanos, y en algunos casos para África. 

La fundación tiene este compromiso fundamental. Y usted pregunta sobre el sector privado. Este es un sector en construcción. El brasileño tiene importantes asociaciones. Las federaciones de la industria en Brasil, la FIESP (Federación de Industrias del Estado de São Paulo), la Firjan (Federación de Industrias del Estado de Río de Janeiro), la FIEP (Federación de las Industrias del Estado de Paraná), están organizadas en un conjunto de federaciones que cubren diferentes áreas de la economía y son muy importantes. Y la innovación, hoy, está marcada por la relación público-privada. La fundación tiene una relación muy grande con ese sector privado. Puede estar asociada a procesos de educación, a la formación de recursos humanos, a la ayuda en la financiación de recursos. Y ahí, el sector privado y el sector público, juntos, pueden hacer mucho por el país.