El rol de los bancos de desarrollo multilaterales
Hasta aquí hemos hecho un repaso de los principales retos de desarrollo del pasado y del futuro para la región. Queda claro que se requieren esfuerzos coordinados entre las naciones, particularmente en el contexto de la reducción de emisiones y la transición energética, para hacer frente a tareas que son en extremo importantes.
Existen otros retos intertemporales, pues, como lo hemos mencionado, los períodos de Gobierno impiden, muchas veces, que las políticas públicas perduren en el tiempo, limitando su sostenibilidad e impidiendo verificar su efectividad a largo plazo. El reto de financiar el desarrollo se complica ante la calificación de riesgo de los países de ALyC, que los obliga a asumir un perfil de deuda relativamente corto: un 60 % de las necesidades de financiamiento de la región están asociadas a amortizaciones de deuda, lo cual equivale al 7,9 % del PIB (ver gráfico 5.10).
Gráfico 5.10 Porcentaje de necesidades de financiamiento asociadas a amortizaciones de deuda
Si bien existen diferencias importantes sobre la estructura de capital y la gobernanza de los bancos de desarrollo multilaterales (BDM) que atienden a los países en vías en desarrollo, estos organismos persiguen un objetivo común: invertir en proyectos en los que nadie más puede o quiere invertir. Proyectos que, además, son críticos para la sostenibilidad social, económica y ambiental de nuestro planeta (Humphrey, 2022). El entorno global ha cambiado notoriamente en las últimas décadas, lo que ha llevado a los BDM a enfrentar su propio proceso de transformación para atender mejor las demandas de los Gobiernos y otros actores.
El financiamiento directo que los BDM brindan a los Gobiernos de la región es la acción más notoria. Pero, en la actualidad, los BDM han trascendido la provisión de financiamiento concesional para ofrecer instrumentos financieros acordes a las tendencias de desarrollo de la región y las necesidades de sus clientes. Sin embargo, la provisión de financiamiento multilateral es relativamente limitada en la región: tan solo el 9 % de las necesidades de financiamiento de los países proviene de fuentes externas y la banca multilateral contribuye con la mitad de esta participación1.
El mayor potencial transformador de estos organismos radica, entonces, en su capacidad de atender fallas de mercado y de coordinación. Esto es posible gracias a su autoridad supranacional y a sus estrategias de largo plazo, más allá de los ciclos políticos. Además del poder de financiamiento preferencial, a escala y de largo plazo, las multilaterales complementan su oferta de recursos monetarios con apoyo técnico a los Gobiernos. Los BDM son herramientas clave de política pública con la experiencia global, el mandato de contribuir al desarrollo y la capacidad de hacer inversiones en bienes públicos a escala. Además del apoyo y cooperación con Estados soberanos, el rol de los BDM en la promoción del desarrollo del sector privado ha ido creciendo aceleradamente en los últimos años. También ha sido importante en términos de innovación financiera, pues la banca multilateral ha sido pionera en la creación de soluciones enfocadas en abordar desafíos globales complejos, especialmente en mercados emergentes y economías en desarrollo. A través de la implementación de nuevas herramientas financieras como los bonos de impacto social, los fondos de inversión verde y los mecanismos de financiamiento basado en resultados, estos organismos han demostrado su capacidad para movilizar capital privado y canalizarlo hacia proyectos que generan un impacto social y ambiental positivo.
Los BDM también proveen a la región de bienes públicos globales y regionales. Dos de los casos más importantes en este sentido son la oferta de una plataforma de coordinación y la generación y difusión de conocimiento.
La Banca de Desarrollo tiene claros objetivos de mediano plazo y puede tomar riesgos que la banca internacional a veces no está dispuesta a tomar, ayudando a los países a sobrellevar shocks negativos. Ese es un papel fundamental, al igual que dar financiamiento a largo plazo a proyectos en los que el riesgo, por ejemplo en materia de cambio climático o de energías renovables, es algo que le cuesta al mercado dimensionar con precisión.
Con base en entrevista a Santiago Levy
Otro papel fundamental es el de ayudar a los países, no solo en la generación de conocimiento, sino en algo que a veces se subestima: los gobiernos de la región cambian continuamente [….], en ocasiones esa inestabilidad hace que las políticas públicas no tengan la presencia ni la estabilidad necesaria para poder rendir los frutos que se espera de ellas. La Banca de Desarrollo puede ayudarles a los países a construir estrategias de desarrollo a mediano plazo.
La banca multilateral funge, entonces, como organismo habilitador y supervisor del accionar coordinado dentro de cada país y entre países. Su liderazgo, aunado a su capacidad de financiamiento y apoyo técnico, resulta fundamental para guiar los esfuerzos de política que requiere la agenda pendiente de ALyC. Sin embargo, la magnitud del desafío exige también que las mismas agencias multilaterales coordinen sus esfuerzos para maximizar su impacto conjunto. Al alinear sus esfuerzos, estas instituciones pueden evitar la duplicación de recursos y esfuerzos, maximizar el impacto de las intervenciones y generar sinergias que potencien los resultados. Recientemente, la colaboración entre FMI y CAF fue clave en la estabilización económica de Argentina y Ecuador en momentos críticos. CAF ofreció financiamiento transitorio de muy corto plazo a ambos países para ayudarles a cumplir con sus obligaciones inmediatas, evitando un incumplimiento que habría tenido graves consecuencias para sus economías. Mediante estos préstamos “puente”, ambos países pudieron acceder a programas de financiamiento más amplios y estructurados por parte del FMI. El financiamiento de CAF facilitó el tiempo necesario para que las negociaciones con el FMI pudieran concretarse sin que los países cayeran en default, lo que hubiera comprometido aún más su estabilidad económica y su capacidad de recuperación.
En cuanto a generación de conocimiento, el rango de actividades es muy amplio y cubre desde el levantamiento de datos y la evaluación de impacto de proyectos e intervenciones, hasta la producción de artículos académicos, pasando por notas técnicas, notas de política y documentos de trabajo, entre otros. En algunos países de nuestra región, el aporte de los BDM a la producción de datos primarios es fundamental. Por ejemplo, en la subregión Caribe, donde no todos los países cuentan con una encuesta de hogares anual, el apoyo de organismos como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ha sido determinante para avanzar con el diseño e implementación de tales esfuerzos2. Dentro de la agenda de inclusión financiera, CAF, por su parte, viene desarrollando la encuesta de capacidades financieras desde 2013. Esta encuesta proporciona una evaluación exhaustiva de las capacidades financieras, incluyendo mediciones de conocimientos, comportamiento financiero y actitudes hacia el dinero. Al aplicar la misma metodología en diferentes países, la encuesta también permite comparaciones entre países y regiones, lo que facilita identificar mejores prácticas y áreas donde se necesita mayor intervención3.
Más allá de la recolección de datos, la gran mayoría de los BDM cuenta con un equipo de investigación, centralizado o descentralizado a través de la institución, que produce conocimiento original. La generación de este conocimiento desde la banca multilateral tiene al menos tres ventajas. La primera es que, a diferencia del conocimiento producido por la academia, los BDM que operan en ALyC tienen conexiones mucho más directas y frecuentes con el quehacer de la región. Esto permite un mejor conocimiento del contexto y de la problemática de los países, y también brinda la oportunidad de generar preguntas de investigación mucho más conectadas con la realidad que guíen las operaciones del futuro.
La segunda ventaja es que los BDM fungen de excelentes plataformas para la divulgación del conocimiento. La conexión de estos organismos con los hacedores de política es muy cercana y esto facilita la llegada de los distintos productos de conocimiento a los foros que importan para que la evidencia guíe las políticas públicas. Esta ventaja es aún más tangible en el caso de CAF gracias al modelo de gobernanza que lo rige, con un directorio conformado por los ministros de Hacienda de los países miembros.
El multilateralismo creo que se ha consolidado de manera efectiva. Muchas organizaciones multilaterales cumplen un papel en procesos educativos, llevando conocimientos, por ejemplo, en gestión pública. En América Latina, desde hace muchos años, las organizaciones multilaterales financiaron cursos muy importantes, por ejemplo, sobre presupuestos, la capacidad de los gobiernos de desarrollar personal capacitado para gestionar presupuestos públicos, implementar sistemas de presupuesto público, implantar sistemas de gestión cultural, museología y cosas importantes en cuanto a la identidad nacional, la visión histórica de determinado país y sus elementos culturales, su patrimonio cultural.
Con base en entrevista a Bianor Cavalcanti
Y la tercera ventaja es que la evaluación rigurosa de las operaciones permite que los BDM puedan replicar y escalar soluciones costoefectivas para los problemas de la región. Es por ello que, en las últimas dos décadas, los BDM han puesto mayor énfasis en la generación de evidencia y medición del impacto de sus operaciones. La evaluación de programas y/u operaciones es lo que permite a los BDM generar prescripciones de política basadas en la evidencia.
A medida que enfrentamos los retos del futuro, la cooperación y la innovación serán vitales. Por eso insistimos: los BDM, con su experiencia acumulada y su capacidad para movilizar recursos, deben ser vistos no solo como fuentes de financiamiento, sino como aliados estratégicos en la construcción de un futuro más equitativo y sostenible. La transformación de la región depende de nuestra habilidad para aprender de los desafíos pasados, implementar soluciones basadas en la evidencia y crear un entorno en el que la participación ciudadana y el diálogo constructivo sean parte integral de los procesos de toma de decisiones. Este es el mejor camino hacia un desarrollo que cumpla con las metas económicas, y que también asegure el bienestar social y la preservación del ambiente para las futuras generaciones.
Los BDM necesitan transitar este camino sostenidos por una agenda de conocimiento conectada con el quehacer de la región y sumamente coordinada con la capacidad de acción en el terreno. Acompañar a la región en la triple transición –social, digital, y energética– en un contexto de limitado espacio fiscal, requiere inversiones y políticas costoefectivas e innovadoras. Y es en este camino que el rol de la generación y difusión del conocimiento desde las multilaterales, con una visión supranacional, pero desde la región y para la región, puede tener importantes efectos multiplicadores. Ha quedado establecido que un enfoque único no es efectivo en una región tan diversa como ALyC. El conocimiento al servicio del desarrollo es clave para identificar las medidas precisas y oportunas para cada país.